Nadie viste su verdadero rostro I El fuego comenzaba a ceder bajo los incesantes esfuerzos de los bomberos por tratar de apagarlo. ...

War: Episodio 12

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Nadie viste su verdadero rostro I



El fuego comenzaba a ceder bajo los incesantes esfuerzos de los bomberos por tratar de apagarlo.

El fulgurante baile de las brasas le despertó recuerdos. Él estaba corriendo con Circe y Rubén a su lado, mientras Padre iba delante de ellos, guiándolos a través de los enredados pasillos que formaban el complejo. Debía de tener doce años cuando el cierre del Proyecto tuvo lugar, las alarmas de emergencia se habían activado y explosiones programadas comenzaban a destruir las instalaciones que habían sido vitales para la investigación, los demás lugares del complejo fueron dejados a merced de las llamas resultantes de las explosiones. Estaban eliminando cualquier evidencia sobre el Proyecto Sangre Nueva y eso los incluía.

El complejo estaba sumido en caos, nadie había hecho algún intento por detenerlos. Las personas importantes del proyecto, ya habían abandonado el lugar y habían dejado que el fuego fuera el encargado de limpiar el lugar. Las explosiones ahora eran menos frecuentes y la alarma ahora era acompañada por el crujir de la estructura del complejo. Lo estaban derrumbando.

En ocasiones escuchaban los gritos de alguien pidiendo ayuda o los gritos, cargados de desesperación, de alguien al ser devorados por las llamas, posiblemente algún niño, como él, que en algún momento conoció. Algunos pasillos habían sufrido tanto daño por las llamas que no les era imposible avanzar, por lo que cambiaban de ruta constantemente. Desconocían el lugar al que se dirigían, pero confiaban en Padre.

Padre había sido contratado, por los líderes del Proyecto, únicamente para entrenar a los sujetos del mismo. Su responsabilidad había terminado en el momento en que el proyecto fue cancelado y se había ordenado su cierre. Él debió de haber abandonado el lugar antes de las explosiones, pero había regresado por ellos, para salvarlos. Una decisión que le trajo muchas consecuencias, aún después de que el Proyecto sólo existiera en los archivos clasificados de la Hermandad.

—H, te está buscando —le dijo Circe, desvaneciendo sus recuerdos en un susurro de realidad.

Adrián la miró extrañado. No se había percatado del momento en que ella había aparecido a su lado. Ella simplemente sonrió y lo jaló del brazo para guiarlo.

—¿Recordando el Proyecto? —le preguntó Circe, mientras se abrían paso entre los curiosos.

—¿Cómo lo supiste? —inquirió sorprendido Adrián.

—El fuego también me recuerda lo mismo —le respondió con un bufido Circe—. Y no dudo que a Rubén también.

Habían pasado cinco años desde esa noche y tanto Padre como H se habían encargado de hacerlos sentir parte de una familia. Ellos los habían acogido, a un trío de niños sin hogar y cuyo único mundo era uno plagado de muerte.

Circe señaló a H que estaba siendo interrogado por un oficial de policía. H levantó la mirada al verlos y le murmuró al oficial una rápida disculpa mientras se acercaba a ellos.

—Circe ya me contó lo que tiene que hacer —le refirió H—. Llévese el automóvil y vaya por el amo Sergio —le dio las llaves a Adrián—. No puedo ir con ustedes, parece que hay algunos asuntos que debo arreglar aquí. Vayan con cuidado.

Los dos jóvenes se fueron alejando. H regresó a mantener su conversación el oficial, no sin lanzarles una mirada de preocupación, en sus ojos se perfilaba el mudo deseos de que las cosas terminaran bien.


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